El servicio a Dios

es un privilegio

* La gratitud es la mejor opción que una persona noble puede usar como respuesta; por eso la Biblia dice, que seamos agradecidos * 

La salvación de su vida es de gran precio y no hay plata para comprarla, no alcanza el oro para comprarla. Hablaremos sobre: “El servicio a Dios es un privilegio”.

Pero este que es tan caro y tan valioso a usted y a mí nos lo regalaron, que favor tan grande nos hizo el Señor.

Los favores nunca se pagan, aunque uno haga muchos favores siempre queda endeudado con la persona.

Así que la gratitud es la mejor opción que una persona noble puede usar como respuesta.

Por eso, la Biblia dice, que seamos agradecidos.

“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos” Colosenses 3:15.

“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia”. (Hebreos 12:28).

Una persona agradecida sirve voluntariamente, no se niega a servir, menos al Señor.

“LA SALVACIÓN”

El favor más grande que nos hayan hecho en toda la vida, nos lo hizo Dios y este favor se llama “la salvación”.

 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. (Efesios 2:8-9).

Dios rescató al pueblo de Israel de Egipto para que sirviera a Dios en el desierto, pero lamentablemente ellos les sirvieron a los ídolos de las otras naciones.

El Señor les dio favores en el camino para que ellos vivieran.

“Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies” Nehemías 9:21.

Todo eso lo hizo Dios como favor para el pueblo de Israel, para que le sirviera, pero estos desagradecidos le sirvieron fue a los dioses ajenos.

SERVIR A DIOS

A nosotros, así como Israel también nos rescató el Señor, no para ser holgazanes en la iglesia, sino para su servicio, para que le seamos útiles a él en todo.

Porque para qué tener un siervo inútil en la casa “Servid a Jehová con alegría;

Venid ante su presencia con regocijo”. (Salmos 100:2).

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